La Felicidad no es lo que tienes si no lo que eres
Roser Sambeat es numeróloga, domina esta técnica de explicación del mundo y la sabe comunicar con pasión y convicción
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Si eres un 4 necesitas tenerlo siempre todo en su sitio. Si eres un 5 seguramente no te gustará que te obliguen a nada. Los 1 son el puro yo y 2 siempre estará pendientes del otro, sueldo bastante pegajosos. Si eres un comunicador convencido lo más probable es que tu número sea el 3 y si lo que te caracteriza es una gran capacidad de acción, te sienta el 5. Las personas muy mentales tienen el 6 y suelen tener reservas respecto a los grandes cambios en su vida. Los números significan cosas, hablan por nosotros, explican cómo somos, qué nos gusta, como nos comportamos interiormente y cómo nos relacionamos con los demás. Roser Sambeat es numerología, domina esta técnica de explicación del mundo y la sabe comunicar con pasión y convicción.
Ya hacía tiempo que quería visitarla en Palafrugell, en una consulta acogedora, sin excesos esotéricos a la vista. No necesita ningún otro acompañamiento que la palabra, la capacidad de transmitir lo que le indican los números. "Los números nos pueden enseñar a entender quiénes somos y dónde están nuestros problemas. Siempre con la intención de hacer que seamos nosotros mismos los que los resolvemos, no esperando que nadie nos haga el trabajo ", dice. Para la Roser, la cuestión esencial es creer en las posibilidades de cada uno y no apoyarnos en creencias del más allá, supersticiones y magias.
Roser entiende y comprende perfectamente que no todo el mundo crea en este tipo de explicaciones del mundo, en estas técnicas para explicarlo: "En el mundo espiritual no todos estamos al mismo nivel, no todos estamos preparados para entenderlo de la misma forma". Me lo explica con la serenidad de haber llegado a un momento vital de plenitud, muy marcado por el trabajo realizado a lo largo de los años y por el conocimiento acumulado que esto representa.
Hablar un rato con ella significa abrir la mente, dejar de lado por un rato los prejuicios e intentar entender que existen más explicaciones posibles al margen de las estrictamente racionales y cartesianas. El trabajo, sí, Roser está contenta del trabajo que tiene y de la que ha hecho durante un trayecto vital y de conocimiento que está siendo intenso, habitado de curvas no siempre fáciles de afrontar y de incorporar a la sabiduría íntima que cada uno va acumulando: "La felicidad no es en lo que tienes sino en lo que eres".
Cuando le pregunto por esas curvas no duda en destacar que casi todo en la vida le ha llegado pronto, que su ha sido un camino de estaciones precoces. Su primer trabajo (entre los 14 y los 21 años) fue de peluquera. Se casó tan sólo superada la veintena y los 26 ya tenía tres hijos. Sitúa un momento muy relevante en la separación matrimonial, cuando decidió que quería cambiar de vida, darle la vuelta, explotar una faceta que hasta entonces sólo intuía pero que quería hacer crecer: su capacidad para conectar con la espiritualidad, con otros maneras de entender la comunicación humana.
Así, durante unos diez años se dedicó a estudiar a fondo conocimientos de astrología, quiromancia, radiestesia, reiki, flores de Bach, magia... Asistió a cursos y aprendió con un chamán de vidas pasadas. Durante cuatro años regentó un centro espiritual de yoga y taichi y durante cuatro años más viajó regularmente a los Estados Unidos y en México para impartir cursos y talleres. "Vivimos muchas vidas dentro de una sola vida, somos muchos personajes, acertamos y nos equivocamos, pero nadie nos juzga, sino que somos nosotros los máximos jueces de lo que hacemos", afirma.
La libertad como máximo supremo
Roser está contenta de haber conseguido hacer siempre lo que ha querido: "La libertad es un valor supremo pero no es fácil asumirla, ya que si lo haces ya no puedes echarle la culpa de nada a nadie". Las relaciones entre padres e hijos, los miedos, las frustraciones, las capacidades del ser humano, la dependencia... Son muchos los conflictos que pueden surgir en nuestras vidas y la clave para superarlos es entenderlos. Sólo así se puede avanzar y mejorar. Esta es su receta predilecta.
Esta y también rehuir la vinculación de lo que ella llama "mundos espirituales" con una identificación religiosa excesiva. "Los vínculos esenciales son con la vida!", Exclama. Roser me lee los números y me quedo un poco impresionado con los aciertos. Caramba, Roser, los números son sabios.
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